dijous, 25 de juliol del 2019

Que baje dios y lo vea

                                         Prólogo
Ni Gandhi era célibe, ni la Madre Teresa era una santa, el primero dormía con adolescentes desnudas y la otra amaba el dinero de los ricos, a quienes apoyó incluyendo a las dictaduras más sangrientas, odiaba a los pobres y los dejaba morir aduciendo que el sufrimiento los acercaba a dios.


                                         Capítulo I

1996, habitación de una clínica, cinco personas mirando la cama y sobre ella el cuerpo agonizante de Viviana, una nena de unos 7 u 8 años, un padre y una madre llorando sin saber exactamente que hacer y pidiendo a dios que les ilumine la mente. Una abuela suplicándole al tío de la nena que consuele a su hija porque ella no tiene las fuerzas suficientes como para hacerlo y un psicólogo que a duras penas habla ante aquel panorama. 
Una hora antes, el tío de Viviana recibe una llamada y le dicen que en la clínica del sindicato de choferes está su hermano con su hija, entubada y al parecer agonizante. Sin saber exactamente qué hacer, va a la clínica y una vez allí se encuentra con que la dulce niña está agotando su frágil paso por la tierra, parece dormida, pero en realidad la vida se le escapa en cada respiración que hace ayudada por los tubos que salen de su pequeña nariz y que le proporcionan oxígeno y prolongan su sufrimiento.
Abrió sus ojitos, miró sin mirar, los cerró, se estiró como si quisiera desperezarse y dejó de respirar, falleció delante de sus padres, abuela, tío y un psicólogo. Llantos, gritos y una llamada al médico que llevaba el caso de Viviana, al ser interpelado por el tío para saber exactamente qué tenia y qué había sucedido, este le respondió que ya había advertido a sus padres de lo que podría pasar si la niña no recibía el tratamiento adecuado, dentro de su tratamiento tendría que recibir o hacerse una transfusión de sangre a los que los padres se habían negado por ser testigos de jehová.
He de decir que el tío de Viviana era yo y fui testigo directo de semejante escena, en aquella época y con 20 años de edad todavía era un poco inocente y creía que dios existía. Llamé a mi hermano y le dije que dios quería un angelito a su lado y por eso se la llevó, a lo que me contestó que dios no era malo y quien se llevó a su hija fue el demonio. Si ambos personajes existieran diría que el demonio fue mi hermano con su mujer por no dar el tratamiento médico adecuado a la niña.

                                        Capítulo II

Una familia de 5 componentes, padre, madre, tres hijos, dos varones y una mujer, forman parte de una secta religiosa llamada NUEVA ALIANZA, los padres pastores de ovejas descarriadas y los hijos con buenas carreras universitarias, todos ellos charlatanes, siempre hablando de dios, los valores de la familia, lo aberrante que es el colectivo LGTBI (tiene una hermana lesbiana) y resulta que Don Dinero es más convincente que Sauron el del señor de los anillos.
Bien, estos pastores hicieron que unos "hermanitos" pidieran un préstamo bancario para hacer obras en una de sus iglesias y lo que en realidad querían era dar la entrada para comprarse un chalet (se ve que un pastor de ovejas descarriadas no puede vivir en un piso de 80 metros cuadrados), no sé si el karma existe, pero la cosa es que tuvieron que devolver el chalet al no poder asumir la hipoteca (sé que tienen tres casas en Madrid) y la deuda del préstamo es de los pobres e incautos hermanitos.
Al ser descubiertos, fueron denunciados por otros chupasangres charlatanes como ellos que los querían desbancar, ya que se ve que en cada reunión dominical de ovejas descarriadas el monto económico que dejan es generoso y ya se sabe que Don Dinero es poderoso. 
Todo eso en nombre de dios, pues que baje y lo vea, se encontrará con que el panorama no es alentador y tiene menos futuro que un arqueólogo en los tiempos de Adan y Eva.

                                        Epílogo

A veces la realidad supera la ficción y cuanto más pasa el tiempo más me convenzo de que si no existieran las sectas religiosas no habrían malas personas, ni exterminios, ni guerras santas, ni disputas territoriales (véase Israel - Palestina). 
Todo eso y más en el nombre de dios, como si a este le importaran mucho más los humanos que su propio ego. El mundo está como está por culpa de los intereses partidistas de sus gobernantes y seamos claros en el tema, estamos con el agua hasta el cuello por creerles y darles la confianza en forma de voto y a veces ni eso, mira a los reyes de España viviendo del cuento y sin que nadie haga nada por evitarlo.
En fin, solo queda decir que baje dios y lo vea, sí, en minúscula.



divendres, 14 de juny del 2019

El grito al cielo

Por fin el Ecuador avanza hacia el siglo XXI con la ley de matrimonio civil igualitario aunque este avance sea paso a paso, ahora las parejas lgtbiq pueden o podrán legalizar su situación, es decir, se pueden o podrán unir en civil o sagrado matrimonio.
Pero no todo es gloria en el país donde el adoctrinamiento religioso es orden divina, el grito al cielo lo ponen aquellos que dicen que, "es una aberración que nuestros niños vean un matrimonio entre hombres o que tengan dos mamás" o sea los conservadores, aquellas personas que tienen dos o tres mujeres (en sudamericano, esposas), aquellas personas que dirigen ese antro llamado iglesia y adoctrinan a los niños y niñas diciéndoles que arriba (donde unos cuantos vemos vapor de agua en forma de nubes) está el cielo, las mismas personas que, en un estadio de fútbol, le gritan al futbolista rival "maricon" como si esa palabra hoy en día fuese un insulto.
Realmente la sociedad ecuatoriana no está preparada para tanto adelanto en el aspecto de igualdad de género, en la igualdad de las personas o como bien dice el comunicado de la Corte Constitucional del Ecuador, el rechazo de todo tipo de discriminación.
 Realmente, a la sociedad ecuatoriana le falta un mundo para llegar a respetar a las personas que son del genero lgtbiq, ¿como respetar a ese colectivo si hasta el mismísimo (por desgracia) ex presidente Bucaram insulta y menosprecia a las mujeres llamándolas putas y qué decir de los hombres llamando a sus rivales políticos "maricones" y todo ello en programas radiofónicos bajo la connivencia de sus contertulios?.
¿Como respetar a ese colectivo si hasta los obispos, sí, los obispos, esos grasosos hombres con túnica a los que les gusta hacer tocamientos a los niños, rechazan unilateralmente la existencia de las personas del colectivo lgtbiq?
En definitiva, si el racismo se cura viajando, la homofobia se cura educando, sí, educando desde casa, a nuestros niños, para que sean tolerantes, educando en el respeto a la sociedad y dejando el adoctrinamiento a un lado, caso contrario seguiremos encerrados en ese abismal tiempo y espacio que separa el raciocinio de la salvaje intolerancia.